La mujer
estaca
Cuentan
los moradores del sitio Buenos Aires de San Antonio, que hace casi ochenta años
atrás, en ese lugar vivía una señora llamada Targelita Caicedo, ella tenía la
fama de ser una mujer fácil y por eso procreó muchos hijos. Ya de mayor la
mujer se llenó de nietos e hijos que dependían económicamente de ella,
decían las malas lenguas de los vecinos chismosos que Targelita era pésima
madre, no sabía criar a sus muchachos y no se daba a respetar.
En un día
de semana santa, la mujer se encontraba cortando leña para llevarla al fogón,
oficio que no era permitido hacer en pascuas según la tradición católica.
Sin
esperarlo a la mujer se le apareció un anciano, le hizo un gesto con la mano y
le dijo que se acercara, el anciano dijo que, por ser mala madre, mala mujer y
por no saber criar a sus hijos se quedaría ahí como castigo sin poder mover un
solo pie.
El escarmiento
se cumplió, la mujer no se pudo mover del lugar donde la había dejado taitita
Dios, después de lo ocurrido, por el sitio pasó un hombre arreando ganado,
el vaquero le gritaba que se apartara del camino y Targelita llorando le decía
que no se podía mover porque taitita Dios la había castigado.
El hombre
se encargó de regar la noticia y al amparo de Targelita llegó toda la
comunidad, la trataron de mover, pero no pudieron, los incrédulos dijeron que baleándola
por las patas la mujer se movería, pero todo intento fue en vano porque el
castigo venía de lo alto.
Trataron
de escarbar la tierra, pero estaba dura como el acero, los vecinos se turnaban
para acompañarla por las noches y la gente estaba pendiente de Targelita, por
temor a al castigo divino. Los padres de familia no permitían una falta
de sus hijos y les arreaban palo casi todos los días por miedo a que les pasara
lo mismo que Targelia.
Así pasó
toda la semana santa, hasta que al lugar llegó el anciano y levantó el condena,
algunos vecinos dijeron que era Dios, otros mencionaron que era un ángel y los desconfiados
dijeron que era invento. Desde ese entonces a Targelita le llamaron la mujer
estaca.
Contado
por: Amarilis Vélez García
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